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Técnica de la compresión mamaria

Compresión mamaria: para ingerir más cantidad de leche en menos tiempo (por ejemplo cuando hay dolor por grietas)

¿Cómo se hace la compresión?
La madre sostiene su pecho con una mano, tan cerca como sea posible de su pared torácica, el pulgar de un lado y los cuatro dedos restantes del otro lado del pecho en forma de C, con una buena porción del pecho en su mano. Luego junta su pulgar y cuatros dedos, comprimiendo el pecho. Esto se debe hacer con firmeza, pero no tan fuerte que haga daño.

Para entenderlo mejor puede servir la comparación con un bocadillo de pan de molde: imagina que tu pecho es un bocadillo de 3 pisos de pan de molde y debes hacer que te entre en la boca, comprime el pecho de la misma manera. Es de esperar que el bebé comience a deglutir de nuevo (succión de boca abierta grande-pausa-cerrar). Si es así, debes seguir comprimiendo (mantén la presión) hasta que el bebé vuelva a mamar sin tragar. No debes soltar mientras lo oyes tragar. Cuando ya no lo veas tragar libera la presión sobre el pecho para que no se te canse la mano y la leche que está en otras áreas del pecho comenzará a fluir de nuevo:
- Algunos bebés dejarán de succionar. Si eso sucede vuelve a comprimir el pecho.
- Algunos bebés comienzan a deglutir cuando liberas la compresión. Si eso sucede espera y no comprimas de nuevo hasta que vuelvas a sentir que tu hijo no traga.
- Cada vez que comprimas tu pecho, mueve la posición de tu mano ligeramente en una dirección, de manera que cada vez que comprimas lo hagas sobre un área diferente del pecho.


Si la compresión parece que no tiene efecto al principio: No cambies de pecho y espera, a veces el reflejo de eyección tarda un poco más. Normalmente a medida que avanza la toma la compresión funciona menos, pues el flujo de leche se hace más lento.


Si la compresión ya no surte efecto después de un rato: Y parece que el bebé se está adormilando o comenzando a lloriquear porque el flujo de leche es lento, pon al bebé en el otro pecho y repite el proceso, cambiando de un pecho a otro cuantas veces sea necesario hasta que la compresión ya no funcione para mantener al bebé activo.


Es buena idea experimentar:
Aunque esta técnica funciona bien para muchas madres, puedes probar cualquier variación que te funcione mejor. La técnica funciona mientras no te duela el comprimir el pecho y tu bebé esté obteniendo suficiente leche.

La compresión mamaria es una técnica muy útil cuando un bebé no mama bien. Tal vez porque está débil, o porque no consigue colocarlo en buena posición, o porque no coordina bien la lengua, o porque está enfermo o es prematuro y se cansa de mamar... También es útil para acortar las tomas cuando la madre tiene grietas o dolor de pezones.
Normalmente, el bebé mama bien (o al menos pasablemente) unos minutos, y luego se queda con el pecho en la boca sin hacer nada. No suelta el pecho, pero tampoco mama. Puede que esté media hora o tres cuartos en cada pecho, pero la mayor parte del tiempo no está mamando. No alimenta tener el pecho en la boca sin mamar
; es mejor comprimir el pecho; y si eso no le funciona bien sacarse leche.
Esos primeros minutos en que el bebé mama activamente, déjalo a su aire. Cuando se quede quieto, con cuidado y sin sacarle el pecho de la boca, comprime el pecho por la base (tocando las costillas ) entre el pulgar y el índice. Un buen apretón, pero sin hacerse daño. No se trata de bombear, apretando y soltando. No. Se trata de apretar y mantener. Aprieta y mantén apretado. Al apretar suele salir un chorro de leche, y el bebé, que está sin hacer nada se lleva una agradable sorpresa y empieza a mamar otra vez. Mientras veas que mama, mantén apretado sin soltar. Cuando se vuelva a quedar quieto (o casi) suelta el pecho (a veces al soltar sale un poco más de leche y mama un poco más). Cuando se vuelva a quedar quieto, vuelve a apretar. Cuando se vuelva a quedar quieto vuelve a soltar. Puedes ir alternando la posición: arriba y abajo, a lado y lado, arriba y abajo... Repite la maniobra hasta que deje de funcionar, hasta que, apretando el pecho, tu hijo siga sin hacer nada. Es el momento de sacarlo de ese pecho y volver a empezar con el otro.
Esta es una excepción al principio de lactancia a demanda, dejarles mamar hasta que lo sueltan. Pero tampoco es exactamente una excepción: una cosa es dejarles mamar y otra cosa es dejarles estar con el pecho en la boca sin mamar. Es mejor hacer una toma corta, y al cabo de una hora volverle a dar, que estar toda la hora con el niño enchufado sin hacer nada. Si hace tomas frecuentes, pero no tan largas, tendrás tiempo de descansar e incluso si tienes tiempo y ganas, de sacarte leche.
Aquí puedes ver la compresión mamaria en vivo: http://www.youtube.com/watch?v=Wj9tLgYn-bA (Está en inglés, pero lo que nos interesa es la imagen. Si además entiendes lo que dice, pues mejor, pero no es necesario, :-)


Videos de compresión mamaria with Dr. Jack Newman http://www.youtube.com/watch?v=Wj9tLgYn-bA

Mi bebé hace las cacas verdes


A veces, sobre todo en las primeras semanas de vida del bebé, puede que haga las cacas verdes.

Si viene a consulta una madre y me cuenta o veo que su bebé está haciendo cacas verdes últimamente, me alegro de que haya venido porque podemos ponerle solución.

Pero muchas veces ocurre que por la calle me encuentro con mamás y durante el transcurso  normal de la conversación (que yo sólo soy asesora en la consulta) mencionan en algún momento que su hijo/a hace las cacas verdes. Ahí me es difícil actuar porque no quiero entrometerme. Si la madre me lo está contando porque sabe que soy IBCLC, yo le puedo aconsejar. Pero ¿y si no quiere consejo? ¿O si no sabe que soy un profesional de la lactancia y puedo ayudarle? ¿Qué hacer?

A veces esa misma madre que me habla de cacas verdes lleva al bebé con una chupeta puesta, y muchas veces  demasiado tapado. Y a veces menciona también que ha ido al pediatra porque estaba un poco mosca con el tema. O menciona que de peso anda justo. O dice que tiene alguna molestia en el pecho… ¡¡¡Vaya!!

Tenemos un problema. Veamos.

Si el bebé no está extrayendo leche suficiente presentará signos típicos de hambre que las madres tienen que conocer. Qué signos:

-        el bebé tiene hambre toooodo el tiempo, parece que no se sacia,

-        succiona sus puños,

-        mueve la cabeza de un lado a otro cuando está en el pecho,

-        suelta el pezón frecuentemente; grita o gime con frecuencia,

-        es difícil de consolar o se muestra molesto después de la toma,

-        no se suelta solo después de la toma; se duerme en el pecho pero sin soltarlo,

-        está en el pecho más de treinta minutos por cada lado; tomas eternas,

-        toma con ansia la leche extraída si se la doy después de la toma.

La composición de la leche varía durante la toma: la primera leche que sale es más acuosa para saciar la sed, porque es rica en lactosa e hidratos de carbono pero baja en grasas. Es la leche del final, que no se puede saber a partir de qué minuto sale, pero sí después de un rato de toma, la que es más rica engrasas, la que le deja saciado y satisfecho. Es el bebé el que tiene que soltar el pecho, cuando él considere que está lleno. Hay que darle la libertad para que lo haga.

Pero claro, si estoy media hora y no se suelta, se queda dormido en el pecho… es que algo pasa. Ahí es cuando te aconsejo que acudas al especialista en lactancia: un IBCLC (no todos los pediatras son especialistas en lactancia, muchos no están actualizados).

Una caca verde de manera puntual, no es un problema.  Pero si todas las cacas son verdes indica que toma demasiada leche del principio, cargada de lactosa, y que su intestino no puede degradarla toda. Indica tomas muy cortas o problemas en la succión. Quizá sólo posturales. Si además vamos “justos” de peso, cuidado. Aunque a veces toman tanta leche del principio que el peso va bien, incluso elevado, pero a costa de cólicos y malestares intestinales, compensan que no llegan a la leche del final tomando mucha leche del principio.

Y aquí es cuando veo a muchas mamás que me dicen que han ido al pediatra, cuando han notado cacas verdes y aunque no tengan un problema concreto bien definido, notan que algo no va bien del todo. ¿Qué pasa? Que en la mayoría de las ocasiones el pediatra como no sabe de qué va, le da un mal consejo, una infusión, o peor aún, le recomienda la temida “ayudita”… ¡Ojo!

El especialista en lactancia que descarte problemas anatómicos como el frenillo, que puede que no cause problemas aparentemente, pero ya está haciendo que las cacas sean verdes… problemas posturales u otros problemas en la madre.

¿Y qué hago yo entonces, como madre?

Hay que saber qué es "a demanda", no saltarse tomas. Hay que ofrecerle muy a menudo, muchas veces, todas las que quiera, aunque “sólo haya pasado una hora”. Da igual, sólo él sabe cuándo quiere. La leche materna es muy digerible y el vaciado gástrico con leche materna se produce enseguida.

Asegurarse que la toma no sea muy corta para ayudar a que llegue leche más grasa. Usando estrategias como la técnica de la compresión del pecho. (Puedes ver aquí una explicación con enlace a vídeos.) También puedes sacar manualmente la leche del principio y que el bebé empiece la toma un poco después, para que tenga más acceso a la leche más grasa.

Y ante todo, tranquilidad y buenos alimentos… como decía mi padre.

Las grietas


Las grietas
Son, junto con la sensación de falta de leche, la principal causa de abandono precoz de la lactancia. Y es que, ¡¡duelen mucho!!
Temidas por todas, las grietas a veces son el único contacto previo con la lactancia de las mujeres embarazadas por primera vez y que han pensando en la lactancia. “Uf, mi amiga María tuvo unas grietas horribles.” “Sí, mi vecina Ana también, sangraban y todo.” “A mi cuñada le dieron una crema, pero no le hizo nada.” “Pues a mi prima le pusieron unas conchas de cera y se le pasó.”
Y así podríamos seguir hasta el infinito.
¿Qué hay de cierto en todo esto? Veamos pues.
La causa más frecuente de las grietas en el pezón es la mala posición del niño al amamantar, ya que la fricción de niño con un agarre insuficiente y el roce continuado es lo que provocará las grietas. Las grietas son secundarias al roce de la lengua y las encías sobre el pezón. Por eso se recomienda introducir bien la areola porque la lengua ha de trabajar sobre la areola, no sobre el pezón. Si el bebé está bien colocado no deben producirse grietas.
La grieta no aparece en 5 minutos, hacen falta varias mamadas. Si la madre nota dolor la primera vez, debe sacar al niño del pecho y volverlo a poner. Si duele, volverlo a quitar y así hasta que no duela. No hay que aguantarse el dolor, es así como acaba saliendo la grieta.

Otras causas de grietas son también el frenillo lingual, la existencia de micrognatia o retronagtia, la protusión lingual, una especial sensibilidad de la piel del pezón, o el uso de sustancias irritantes como jabones, o determinadas cremas o incluso determinados ejercicios que aún se recomiendan (mal hecho). Y por la introducción de biberones o chupetes.

Puedo saber que hay grietas si hay dolor desde el principio. Una cosa es una ligera sensibilidad al principio, los primeros días, debido a que normalmente nadie ha manipulado el pezón tantas veces como se hace en la lactancia. Pero de ahí al dolor hay un trecho. No debe doler. Dar el pecho no debe doler, nunca, nada, ni el primer día. También es indicativo de grietas el hecho de que el bebé vomite sangre (siempre que hayamos descartado que lo haga por enfermedad), podría ser sangre proveniente de las grietas de la madre.
¿Qué hago si ya las tengo?
Si me salen grietas, lo adecuado es corregir la causa que las origina. Lo más frecuente es la posición, la mala posición. Corregir la postura e insistir en que la boca quede bien sellada con el pecho introduciendo bien de areola inferior, con los labios bien evertidos y el niño bien alineado. Suele ser suficiente. Lo mejor, siempre, es que acudas a una IBCLC u otro profesional de la salud (que esté bien actualizado en lactancia), que verifique la posición. ¡¡Cuántas veces he visto en la consulta cómo un sencillo empujoncito del culete hacia adelante, o de la cabecita del bebé hacia atrás… obran milagros instantáneos!!
Pero ocurre con frecuencia que la lengua no puede hacer bien su movimiento, debido a un frenillo. Detectar un frenillo, sobre todo tipo 3 o tipo 4, es muy complicado para el personal que no está especializado, y ante la dificultad que sigue y el frenillo no detectado es fácil que el profesional diga aquello de “dale un biberón”.
Insisto en la importancia de la valoración de la toma por parte de un experto en lactancia, quien verificará no sólo el agarre y posición sino también los factores físicos y ambientales que influyen. De los frenillos hablaremos en otra ocasión.
Con la postura corregida todo mejorará. Si hay frenillo u otro problema físico detectado y tratado, todo mejorará, pero si estos factores no se corrigen, aún puedo usar medidas paliativas para aliviar el dolor y mejorar en todo caso, tanto el dolor de la madre como la transferencia de leche. No puedo permitir mientras arreglo el problema que mi bebé siga perdiendo peso o no recupere lo debido o que no gane lo que debería.
Para hacer la toma más corta y así no tener tanto tiempo dolor, puedo practicar la compresión mamaria. Así consigo que el bebé esté menos tiempo al pecho (que me duele) pero obteniendo toda la leche que debe. (Enlace a la técnica de la compresión.)
Antaño se recomendaban unas cremas para las grietas, tipo Cicatral, Grietum gel, y cremas de este tipo. También alcohol de 70º con glicerina, Purelan o cremas con lanolina, y lo último que vieron mis ojos las dichosas pezoneras de cera de abeja que sólo sirven para sacarnos los cuartos… Todas estas trampas comerciales e inútiles las han probado mis pechos en mi primera lactancia… Doy fe como madre que tuvo grietas que no funcionan. Doy fe como asesora de lactancia, futura IBCLC, que no funcionan. E incluso que pueden ser perjudiciales, ¡y no sólo para los bolsillos!

“Es que a Fulanita le fueron bien”.

Sí, ella mejoró, pero sería porque corrigió la postura, porque desapareció la causa del dolor, no por la pezonera o la crema en cuestión.

Por ejemplo, el Cicatral lleva benzocaina (anestésico). La benzocaina puede producir metahemoglobinemia (La metahemoglobinemia es un trastorno sanguíneo en el cual el cuerpo no puede reutilizar la hemoglobina después de que ésta se daña. La hemoglobina es la molécula que transporta el oxígeno y que se encuentra en los glóbulos rojos) y toxicidad sistémica si se absorbe. Dándolo en el pezón al mamar el niño lo absorbería en parte por muy bien que te limpiaras antes. Pero si antes de la toma te lavas el pezón, como así recomendaban, éste volvía a macerarse siendo inútil el uso de la crema.
En cuanto a las pezoneras de cera de abeja, otro timo a 6 euros y pico, pero sobre todo, un peligro para el bebé. Como todas sabemos un trozo de cera no puede curar nada y por supuesto no va a evitar las grietas que ya sabemos cómo se evitan. Aunque lo peor como digo es el riesgo de que tengan esporas del botulismo. Un niño no debe probar la miel antes del año. (Y después, con cautela añadiría…)
La miel (al igual que otros endulzantes) puede ser también extremadamente peligrosa para los bebés. Esto se debe a que al mezclarse con los jugos digestivos no ácidos del niño se crea un ambiente ideal para el crecimiento de las esporas Clostridium botulinum, que producen toxinas. Las esporas del botulismo son de las pocas bacterias que sobreviven en la miel, pero se encuentran también ampliamente presentes en el medio ambiente. Aunque dichas esporas son inofensivas para los adultos, debido a su acidez estomacal, el sistema digestivo de los niños pequeños no se halla lo suficientemente desarrollado para destruirlas, por lo que las esporas pueden potencialmente causar botulismo infantil. Por esta razón se aconseja no alimentar con miel ni ningún otro endulzante a los niños menores de 12 meses.
De la misma manera la grasa de la lana de oveja tampoco cura. La lanolina no va a hacer que la grieta se cierre, no la va a curar. Como todas sabemos, la grasa, sea del tipo que sea, no cura. Así pues ni el Purelan ni la lanolina de otras marcas cura nada, no curan las grietas. Parece sin embargo que la lanolina viene en el pack de la maternidad y raro es la mamá que no tiene antes de dar a luz ya un botecito en su casa recomendado por alguien. Y si no lo tienen antes de parir, en seguida alguien se lo ofrecerá como la panacea cuando surjan las grietas, o peor aún, se lo venderán para curar. Que conste que no estoy en contra de la lanolina, como hidratante es una crema magnífica, ¡¡pero no cura las grietas!! Yo la uso para las manos, para los labios agrietados, los talones secos y sobre todo cuando hay muchos mocos y se seca la nariz de tanto sonarte con los pañuelos de papel. (Por cierto, los pañuelos de tela eran estupendos, ¿por qué ya no se usan?)
Puede que me digas que la usaste y te funcionó. Sí, como he dicho antes lo que funcionó es que aunque sólo fuera por ensayo/error, por probabilidades, la postura mejoró. O quizá el niño creció (con lo que su boquita aumentó de tamaño) y la grieta se curó. Pero no fue por echarte grasa en la tetas. Para hidratar y si tienes el pezón sensible, te vale, pero repito: NO CURA LA GRIETA.
No deja de asombrarme de igual modo que aún hoy hay personas (que suelen ser la madre, suegra, cuñada, vecina…) o peor aún, profesionales de la salud, que siguen recomendando hacer trabajitos manuales en los pezones durante el embarazo para “prepararlos”, sobre todo si están planos o invertidos. Veamos, no hay que preparar nada. Nuestro cuerpo es sabio y está muy bien diseñado. Las glándulas de Montgomery de nuestras areolas ya se encargan de lubrificar la areola (por cierto, se dice areola y no aureola* o cosas así. ¿Acaso la teta tiene aura?). Los llamados ejercicios de Hoffman y cualquier otra manipulación del pecho ya han demostrado su ineficacia. Preparar el pezón para la lactancia es tan absurdo como preparar los ojos para la visión o preparar el corazón para latir… Recuerda, en tu embarazo no debes hacer ningún tipo de ejercicio ni manipular de ningún modo tus pezones. Ni aunque estuvieran invertidos o fueran planos. La naturaleza ya se encarga de todo de manera sabia. Otro día hablaremos de eso, de los pezones planos e invertidos.
Llegados a este punto, ¿qué hago pues si a pesar de todo me salieron grietas?

·    Ir a una profesional cualificada, es decir, una IBCLC. O en su defecto un grupo de apoyo o una asesora de lactancia. Es curioso, porque nadie duda que si no veo bien voy a ponerme gafas. Si no oigo, me pongo un aparato, si me duele la pierna voy al especialista de turno. ¿Por qué no voy al especialista en lactancia cuando surge un problema? –La especialista en la lactancia es la IBCLC—

·     Es conveniente que nos dé el aire en los pezones lo máximo posible. Esto en verano es más fácil. Y si puede darnos un poco el sol, mejor. Ponte en la ventana al sol un rato, siempre y cuando no tengas vecinos mirones… o sí, así alegrarás al vecindario. J

·    Puedes usar unas conchas aireadoras para ayudar a que estén al aire más rato y sobre todo porque evitan el roce directo del sujetador, o del disco absorbente con el pecho evitando así la maceración del mismo.

·     En casos concretos puede aliviar el uso de pezoneras de silicona, finas y de la talla adecuada, pero con prudencia y supervisada por la asesora. Luego son difíciles de retirar y pueden ser causa de una peor transferencia de leche.

·     No untar cremas como hemos visto. Si encima lo taparas, aquello se macera que da gusto. ¿Te has fijado cómo se quedan las heridillas cuando te pones una tirita? Mejor que estén al aire…

·      Si parece que hay infección, es preferible no aplicar la propia leche tras la toma. Y en este caso usar una crema antibacteriana con mupirocina puede venir muy bien, tipo bactroban o plasimine.

·         Por supuesto corregir la causa. Esta es la clave.

·        Variar posturas con frecuencia, hasta encontrar la que nos va mejor.

·     La única prevención de las grietas es la información, haciendo una consulta pre-nacimiento con tu IBCLC, o acudiendo a un grupo de apoyo ya desde el embarazo. La información es poder.

·        Se pueden tomar analgésicos para el dolor.

·        Los discos de hidrogel pueden aliviarnos.

·        Se puede hacer lactancia diferida hasta que se curen.


Para terminar, una cita de Carlos González, pediatra especialista en lactancia.

“Mujeres con poca leche hay muy pocas; madres con leche de mala calidad creo que aún no se ha encontrado ninguna; pero los fallos en la técnica de la lactancia son el pan de cada día.”