El meneo del cochecito

Es algo que se ve. Todos los días. En cualquier sitio. Bueno, en cualquier sitio que admitan niños, porque parece mentira pero ¡¡aún hay lugares donde los niños no son bienvenidos!!

El caso es que lo veo. Veo madres y padres meneando el cochecito de su bebé mientras éste llora o se queja de manera clara.

Y he llegado a ver madres y padres que de la costumbre de menar el cochecito acaban moviéndolo también cuando el bebé no está dentro, o lo que es peor, moviendo el carrito del supermercado. ¿A que tú también lo has visto?

Los bebés no hablan, todavía, y no te pueden decir lo que sienten. Si lloran es por algo. No comprendo esa manera de ignorarlos tan habitual.

Cógelo en brazos, y si quieres tener las manos libres usa una mochila ergonómica o un fular portabebés, pero no le dejes llorar.

Cuando tu pareja/amiga/madre… está mal ¿qué haces? ¿Le dejas llorar, o intentas consolarlo? Le preguntas qué le pasa, le abrazas y si no puedes calmar su llanto al menos intentas aliviarlo ofreciendo tu hombro para llorar acompañado. No esperas tiempos X a que se calle, no te diriges a él o ella y le dices que hasta que se no se calle no le vas a hacer caso. ¿Y por qué a veces se hace eso con los bebés?

Cada vez que oigo un niño llorar se me remueven las entrañas y deseo acompañarlo en el llanto, abrazarlo y consolarlo. Si necesita llorar, al menos estar al lado esperando a que esté dispuesto al abrazo.

También están los meneos del carrito para que el bebé se duerma. A algunos se les ha acostumbrado desde pequeñitos a dormir en el cochecito por comodidad, porque tal vez los padres pensaran que la cuna les quedaba grande, o por lo que fuera. Y luego, cuando quieren que duerma en la cuna no lo consiguen. Al menos este tipo de meneo, si no hay llanto, no lo veo tan mal. ¡¡Pero cuánto mejor que el meneo fuera en brazos del adulto, mecido con el movimiento de la mamá o del papá, igual que cuando estaban en la tripa aún sin nacer!! Ese es el meneo que necesita el bebé, el ser mecido y acunado en unos brazos amorosos, oliendo a mamá, oyendo a mamá, y de paso sabiendo a mamá (tomando la teta). En brazos, o en la mochila para que el adulto pueda realizar otras tareas. ¿Sabes lo bien que duerme así el bebé? Así no hay un bebé que no duerma tranquilo, así no hay un bebé que llore, así no hay un bebé que tenga cólicos…

Y por la noche, para que duerma, ponle en la cama con vosotros, donde también estará mecido y arropado, con la teta a mano para auto-servirse, y donde todos descansareis.


Y quizá te evites unas agujetas en los brazos de tanto menear el cochecito.

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LA TETA TRANSPARENTE


La naturaleza no nos ha hecho con rayas.

Nuestras tetas no son trasparentes y no vemos cuánta leche producimos.

Las madres, inseguras muchas veces, sobre todo al principio, quisieran ver las rayitas en sus pechos marcando cada 5 ml para ver cuánta leche toma su bebé.

Si la naturaleza hubiera creado a los humanos para tomar leche de otra especie, leche artificial, nos habría puesto biberones en vez de tetas.

¿Por qué esa falta de confianza?


Hemos estado décadas inmersas en la llamada “cultura del biberón” en la que se nos vendió que la leche artificial era igual o incluso superior que la leche materna (algo que sabemos de sobra que es falso). Se engañó a las madres durante años y se les hizo creer que era normal, incluso saludable, cambiar la forma de criar de la especie. Dar leche de vaca modificada al bebé en lugar de leche humana… Pero ¡qué barbaridad! ¿Verdad? Y todavía hay quien  lo ve normal. O madres que dan  leche de bote sin pensar en las consecuencias.

Y ojo, soy la primera que recomienda leche artificial si es estrictamente necesario cuando se han descartado las demás opciones.

Se nos vendió la separación de los hijos, el dejarlos llorar, la liberación de la mujer… la desnaturalización de la crianza… Y eso ha hecho mella en nuestro subconsciente colectivo, porque ahora las madres quieren dar el pecho, pero están inseguras muchas de ellas. No saben cuánta leche produce, quieren saber la cantidad exacta, quieren ver cuánto hay dentro del pecho, cuánto sale, cuánto toma su bebé…

Pero la teta no es transparente. Y tenemos que confiar en la naturaleza, que nos hizo mamíferos.
Para todas esas dudas estamos las IBCLC, como consultoras de lactancia con todo lo que ello implica, para dar seguridad y confianza a esa madre dudosa y apoyarla en su correcta y acertada decisión de dar el pecho a su bebé aún sabiendo que su teta no tiene rayas de 5 en 5 mililitros.


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