martes, 16 de febrero de 2016

Problemas en la lactancia

Las mujeres tenemos la capacidad y el poder de alimentar a nuestros hijos. Tenemos dos mamas preparadas para lactar. Somos mamíferos. Si hemos llegado hasta aquí como especie es gracias al amamantamiento. ¿Crees que hace dos mil años había leches artificiales?

Otra cosa es que hay empresas, muy poderosas y con muchas influencias, que fabrican leche artificial y como es lógico quieren vender su producto. Y lo publicitan haciéndonos creer que es más moderno y libera a la mujer de sus obligaciones…

No quiero meterme en camisas de once varas con el neofeminismo, neomachismo, feminazismo… y disertaciones varias.

Sólo quiero contarte que dar el pecho es lo normal en nuestra especie. No es que sea lo mejor, o lo recomendado, o lo más beneficioso. NO. Simplemente es lo normal, lo lógico. No hay más explicaciones.

Y los que defienden la leche artificial serán los que tengan que demostrar por qué. Yo no hablo de ventajas de amamantar, hablo de riesgos de no hacerlo. Los efectos secundarios de no dar lo lógico a tu bebé, leche materna, son el problema. Y muy grave.

Si no quieres hacerlo, no quieres: problema tuyo. Pero si sí que quieres y hay problemas… ummm, ¡¡qué papeleta!!


¿Problemas con la lactancia?

Amamantar no debe doler, nada, nunca.

Así de sencillo.

Lo normal es que todo vaya bien. No te asustes antes de tiempo. No tiene por qué haber problemas. Pero en ocasiones los hay. Por desgracia a veces hay dolor y/u otros problemas.

Podemos encontrarnos con ingurgitación o plétora, grietas, baja producción de leche (hipogalactia), pezones planos y/o invertidos, mastitis, mastalgias, perlas de leche, niños que cogen poco peso, bebés con problemas de succión, madres con problemas médicos, madres con poco tejido glandularhuelgas de lactancia...

¿Qué pasa si hay dolor?

Primero: recuerda que todo, todo, tiene remedio. Todo se puede arreglar.

Segundo. Disponer de información veraz y contrastada, ofrecida por un profesional de la lactancia (es decir, un IBCLC), ya desde antes del inicio. (Es recomendable una consulta pre-parto.)

Tercero. Si hay un problema buscamos la causa y la abordamos. NO cogemos atajos.

Cuarto. Hay que saber delegar. ¡¡Si no sabes qué pasa, pregunta!! Y esto lo digo por el personal de salud que atiende en primera instancia a la pareja madre / bebé. Un pediatra o enfermera, matrona, o ginecólogo que no se ha actualizado en lactancia es muy probable que ante un problema te dé un mal consejo en forma de biberón. Estaría bien reconocer que no sabes, y derivar a quien sepa, en lugar de fastidiar una lactancia que con la ayuda adecuada podría haber continuado sin más pegas.


Invertir en salud no sale caro.

Una consulta a tiempo con tu profesional de lactancia puede ahorrarte problemas futuros.