Hongos en el pezón
¡¡Que no, que no existen!! Ahora
lo sabemos.
Se sabe ya desde hace algunos
años, gracias a las investigaciones de entre otros, Juan Miguel Rodríguez de la Universidad
Complutense de Madrid.
Situación típica: lactancia que
lleva un tiempo, más o menos largo, sin problemas. O quizá con algún problema
inicial, pero solventado. De pronto un día, sin entender muy bien por qué, la
mamá empieza a notar molestias, cierto dolor. Algo no definido, difícil de
explicar. La mayoría de las mamás refieren pinchazos, como si les estuvieran
clavando alfileres o agujas en el pecho.
A día de hoy, por desgracia, aún
son muchísimos los pediatras y matronas, incluso algunas asociaciones de
lactancia, que creen que la Candida Albicans es la causa de ese dolor. “Tiene
hongos” es lo que se suele decir. Y como tal se trata a la madre con
antifúngicos por vía oral y/o tópica durante un tiempo.
Suele darse una crema tipo
Daktarin (miconazol) y a veces una pastilla Diflucan (fluconazol). En ocasiones
algunas madres refieren una leve mejoría. Y dejan de darse la crema porque
parece que está todo en orden, pero a los pocos días tienen una recaída, más
molesta si cabe. En este punto es cuando muchas madres, angustiadas por el
problema, optan por la opción B, el biberón. Ante el dolor y la desesperación. ¡Y
es que el dolor es realmente horroroso! Yo misma experimenté todo: el dolor, el
diagnóstico incorrecto, la leve mejoría con daktarin y fluconazol, y la recaída
definitiva. Y también tuve ganas de un plan B… Afortunadamente mi instinto me
pudo y seguí dando el pecho. Tuve que tomar antibiótico por una infección de
garganta, y eso debió ser lo que me salvó.
Si a veces con esa crema o
pastilla ha sido suficiente es bien porque la infección era mínima o bien
porque ha desaparecido la causa que la provocó, que a veces no la sabemos. Algunos estafilococos son sensibles al fluconazol por
lo que parece mejorar con el antifúngico, pero suele haber recidivas.
En muchos casos, pero no en
todos, el dolor del pecho va a la par que una infección por muguet (candidiasis
oral) en la boca del bebé, o eritema del pañal, y esto despista a algunos
sanitarios y dicen que son hongos. Pero ahora sabemos que la glándula mamaria
no es un ecosistema adecuado para el crecimiento de la cándida. También sabemos
que las cándidas no producen dolor, y sin embargo las mujeres con este problema
refieren dolor, mucho dolor.
¿Y qué es entonces?
Pues una mastalgia, quizá una mastitis. No una mastitis
de esas de libro, como se describían antaño en los libros de lactancia: fiebre,
bulto y rojez localizada, (que también las hay y en ese caso es una mastitis
aguda). Estas otras, las que antes decían “hongos” son las mastitis subagudas.
Que como no tienen los síntomas de libro de las mastitis, pasan desapercibidas
para muchos profesionales, y como no saben qué decir a la madre que refiere
tanto dolor… pues le dicen que son hongos. Y hale, ya tenemos el problema: diagnóstico
erróneo ð
tratamiento erróneo ð
riesgo para la lactancia.
Ahora no voy a hablar de los
tipos de mastitis que hay. Pero sí decir que la leche no es estéril y que existe
una amplia microbiota en el pecho. La leche materna es una buena fuente de
estafilococos, estreptococos, bacterias lácticas, propionibacterias o
bifidobacterias. Pero cuando se altera el número de alguna de ellas y unas
proliferan más que otras, es cuando se produce una disbiosis y llegan los
dolores y las molestias.
¿Y por qué se altera el número de
dichas bacterias? Puede haber muchas causas. Que la madre se ha saltado una
toma, un sujetador más apretado que hace un poco de obstrucción, un bebé que
está malito, unos dientes que empiezan a salir y el bebé tiene que adaptarse a
la nueva forma de mamar, un bebé que crece y se distrae y se “olvida” de pedir
teta, mamá tiene que trabajar fuera de casa más horas… ¡¡pueden ser tantas
cosas!! La IBCLC es aquí donde hace una buena anamnesis y busca las posibles
causas. Para abordarlas antes o a la vez que la propia mastitis.
Cualquier dolor en el pecho,
sobre todo si no está asociado a un bulto, rojez, fiebre u otros síntomas
físicos evidentes, ya no hay que interpretarlo como hongos, sino como mastitis.
Y el tratamiento adecuado desde luego no son los antifúngicos.
Lo mejor es hacer un cultivo y
ver qué bacteria o bacterias están alteradas en número y hacer un antibiograma.
En nuestra consulta hemos recogido
muestras de leche y mandado hacer cultivo con asiduidad hasta hace unos meses. Juan Miguel
Rodríguez Gómez y su equipo en la Universidad Complutense de Madrid, nos hacían
los cultivos mientras duraron los estudios. Ahora también se realizan pero ya
hay que pagarlos, y entre el envío en frío y el cultivo, el precio sube mucho.
En la práctica las madres no pueden o no quieren pagarlo. Y nos vemos abocados
al diagnóstico sin cultivo. Por desgracia ni en nuestro hospital de referencia
ni en nuestros centros de salud quieren ni saben hacer este tipo de cultivos.
En la práctica privada lo hemos intentando pero nos dicen que no saben qué
buscar y cómo. Así que cuando el cultivo no es viable los profesionales de la lactancia tenemos que
actuar un poco a ciegas. Sin embargo nuestra amplia experiencia nos dice que aun sin cultivo se trata
de una mastitis con toda probabilidad y estamos comprobando cómo el uso de probióticos
para su tratamiento da muy buenos resultados, pero siempre buscando y abordando la causa
primera.
Hay otras vías de tratamiento
como ciertos antibióticos, anti inflamatorios y algunas medidas nutricionales. Es el profesional de la
lactancia, la Ibclc, quien junto con la madre, debe buscar la mejor
solución posible dado el caso concreto.
Cada caso es único, cada madre diferente,
y cada bebé distinto. Y hay que evaluar a la pareja madre/bebé en su conjunto.
Si tienes dolores en el pecho, o
te han dicho que tienes hongos, acude cuanto antes a tu IBCLC para poder
tratarte de forma individual y personalizada, dedicándote el tiempo que sea
oportuno y no sólo los 10 minutos, o incluso menos, que pueden dedicarnos en el
centro de salud. Ten cuidado y acude a un verdadero profesional. Porque no todas las que se llaman asesoras tienen la formación y conocimientos precisos.
Si tienes dudas puedes llamarme o
mandarme un correo electrónico.
Bibliografía: "Mastitis, el lado oscuro de la lactancia. Microbiota mamaria: de la fisiología a las mastitis". Editores: Juan Miguel Rodríguez y Leónides Fernández. Probisearch.
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