La epiglotis


Nos podemos atragantar…, pero a cambio: ¡hablamos!




Este video nos muestra cómo cambia la posición de la laringe a medida que crecemos y explica el funcionamiento de la EPIGLOTIS cuando nos alimentamos o cuando respiramos.
En todos los mamíferos, incluyendo los niños recién nacidos, la laringe ocupa una posición alta en el cuello que les permite y tragar y respirar a la vez. Sin embargo, en el caso del ser humano se produce un descenso de la laringe hacia los dos años de edad, que hace que la faringe deba cumplir una doble función: permitir el paso de aire hacia la laringe, tráquea, bronquios y pulmones; y permitir el paso de alimentos hacia el esófago y el estómago.
Esta situación baja de la laringe es la causa de que el alimento pueda pasar al conducto respiratorio y obstruirlo, la quela epiglotis (lámina cartilaginosa sujeta a la parte posterior de la lengua de los mamíferos) no lo cierra por completo. Por tanto, si respiramos al alimentarnos, nos podemos atragantar. Es el precio que pagamos a la evolución para obtener el beneficio del habla. El mismo mecanismo que podría causarnos la muerte por atragantamiento nos permite pedir socorro.

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