El miedo de las (futuras) madres
Muchas mujeres embarazadas de su
primer hijo sienten un verdadero miedo a lo desconocido. Fundamentalmente
tienen miedo a dos cosas: que el embarazo vaya o no bien, y al parto. El
momento del parto asusta tanto...
Cada día hay más disponibilidad
de información, vía Internet por ejemplo, pero hay que saber cuál es la buena.
No todo vale… Incluso hoy por hoy existe una amplia oferta de clases o métodos
de preparación que ofrecen fisioterapeutas, matronas, enfermeras… u otros
profesionales para capacitar a la mujer para ese momento.
Algunos de esos cursos o clases habilitan
realmente para el evento, con buena y certera información. Pero otros dejan
mucho que desear y se aprovechan de la vulnerabilidad de las madres en esos
delicados momentos.
Clases que cuestan un dineral, y
en las que al final no se les enseña lo esencial, que es el después. Cuando el
bebé nace ya es para toda la vida. ¡¡Qué más da cuánto dure el parto si al
final se pasa!! Puede durar 16-20 horas un primer parto. Pero el bebé, cuando
te lo pongan en brazos, será tu hijo para toda la vida… Y estoy viendo a mi
alrededor demasiados pseudo-cursos que
no valen para nada o al menos no valen para prepararte para eso.
No hace falta aprender a ser
madre. No hace falta que nadie venga a enseñarte cómo se hace. Cuando lo seas
lo irás aprendiendo sobre la marcha, como se ha hecho siempre. Tienes el
instinto.
Lo que sí necesitas es
información y verdadero apoyo para resolver las dudas, si estas surgen, o
sentirte respaldada cuando tengas que tomar una decisión que te genere dudas.
La información en modo de preparación para lo que viene. Ojo, hay que saber
elegir como digo.
Se tiene miedo a los cambios. No
sólo a los cambios del cuerpo durante el embarazo, y después su vuelta en sí en
el post-parto. Miedo también a los cambios que sucederán después del parto, con
la maternidad. Nunca serás la misma ni de la misma manera. Estos cambios son
profundos y permanentes, y totalmente transformadores. Y eso da miedo porque no
sabes cómo va a ser. La maternidad te cambia la vida. No quiere decir que para
peor, ni mucho menos. Pero es distinto. Sabes durante la espera que será así
pero realmente no puedes hacerte a la idea hasta que sucede. Y eso asusta.
Y en esa vulnerabilidad que
aporta el miedo, las empresas han encontrado un filón. Quizá la madre (futura)
haya decidido que dará el pecho y luchará contra viento y marea para
conseguirlo. Si es así las empresas no van a conseguir venderle leche
artificial. Pero ya se han buscado los modos para aprovecharse de la situación
y venderte otras cosas: sillitas carísimas, interfonos que parecen naves
espaciales para casas de 80 m2, vitaminas para el embarazo,
cremas para la piel, ungüentos para preparar el pecho, aceites para masajes… y
posteriormente productos (totalmente inútiles aunque no lo sepas) para tener
más leche, para tener mejor leche, para que el bebé duerma más o mejor, para
que no tenga cólicos, para que coja más peso… Cientos y cientos de productos,
la mayoría del todo inútiles e innecesarios, y peor aún, contraproducentes o
nocivos en su mayor parte.
Esa vulnerabilidad pre-parto
también hace que la -futura- madre dude. Ante dos consejos profesionales de
distinta índole, ¿a quién hacer caso? La dicotomía de tener que elegir. ¿De quién te fías más? ¿Elijo lo fácil? ¿Lo que me da menos miedo? Lo
veo a diario. Profesionales que
ante su propio desconocimiento y falta de actualización meten miedo a las
madres para que hagan o dejen de hacer algo que les vendría muy bien. Algo que otro
profesional ha aconsejado para prevenir y evitar males mayores a la larga.
Profesionales que se aprovechan sutilmente del miedo de la mamá. A veces, para
colmo, a cambio de un dineral… Profesionales que hacen a las madres víctimas de
su desconocimiento. Me parece muy triste que esto ocurra.
Ofrezco a mis
clientas/pacientes la posibilidad de que todo fluya, sobre todo la prevención y
evitación de males que vienen adyacentes a su caso concreto y a los protocolos
actuales (algunos obsoletos) en nuestro hospital de referencia…
He de decir que no todos los
profesionales actúan de ese modo. Tengo la suerte de contar en mi consulta con
colaboradores estupendos: logopeda, pediatra y cirujano, que entienden la
importancia de la lactancia, saben actuar y saben derivar.
¿Tú has sentido ese miedo, quizá
esa incertidumbre?
¿Te has sentido vulnerable?
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