Las grietas
Las grietas
Son, junto con la sensación de
falta de leche, la principal causa de abandono precoz de la lactancia. Y es
que, ¡¡duelen mucho!!
Temidas por todas, las grietas a
veces son el único contacto previo con la lactancia de las mujeres embarazadas
por primera vez y que han pensando en la lactancia. “Uf, mi amiga María tuvo
unas grietas horribles.” “Sí, mi vecina Ana también, sangraban y todo.” “A mi
cuñada le dieron una crema, pero no le hizo nada.” “Pues a mi prima le pusieron
unas conchas de cera y se le pasó.”
Y así podríamos seguir hasta el
infinito.
¿Qué hay de cierto en todo esto? Veamos pues.
La causa más frecuente de las
grietas en el pezón es la mala posición del niño al amamantar, ya que la
fricción de niño con un agarre insuficiente y el roce continuado es lo que
provocará las grietas. Las grietas son secundarias al roce de la lengua y las encías
sobre el pezón. Por eso se recomienda introducir bien la areola porque la
lengua ha de trabajar sobre la areola, no sobre el pezón. Si el bebé está bien
colocado no deben producirse grietas.
La grieta no aparece en 5
minutos, hacen falta varias mamadas. Si la madre nota dolor la primera vez,
debe sacar al niño del pecho y volverlo a poner. Si duele, volverlo a quitar y
así hasta que no duela. No hay que aguantarse el dolor, es así como acaba
saliendo la grieta.
Otras causas de grietas son
también el frenillo lingual, la existencia de micrognatia o retronagtia, la
protusión lingual, una especial sensibilidad de la piel del pezón, o el uso de
sustancias irritantes como jabones, o determinadas cremas o incluso
determinados ejercicios que aún se recomiendan (mal hecho). Y por la
introducción de biberones o chupetes.
Puedo saber que hay grietas si
hay dolor desde el principio. Una cosa es una ligera sensibilidad al principio,
los primeros días, debido a que normalmente nadie ha manipulado el pezón tantas
veces como se hace en la lactancia. Pero de ahí al dolor hay un trecho. No
debe doler. Dar el pecho no debe doler, nunca, nada, ni el primer día. También
es indicativo de grietas el hecho de que el bebé vomite sangre (siempre que
hayamos descartado que lo haga por enfermedad), podría ser sangre proveniente
de las grietas de la madre.
¿Qué hago si ya las tengo?
Si me salen grietas, lo adecuado es corregir la causa que las origina. Lo más frecuente es la posición, la mala posición. Corregir la postura e insistir en que la boca quede bien sellada con el pecho introduciendo bien de areola inferior, con los labios bien evertidos y el niño bien alineado. Suele ser suficiente. Lo mejor, siempre, es que acudas a una IBCLC u otro profesional de la salud (que esté bien actualizado en lactancia), que verifique la posición. ¡¡Cuántas veces he visto en la consulta cómo un sencillo empujoncito del culete hacia adelante, o de la cabecita del bebé hacia atrás… obran milagros instantáneos!!
Si me salen grietas, lo adecuado es corregir la causa que las origina. Lo más frecuente es la posición, la mala posición. Corregir la postura e insistir en que la boca quede bien sellada con el pecho introduciendo bien de areola inferior, con los labios bien evertidos y el niño bien alineado. Suele ser suficiente. Lo mejor, siempre, es que acudas a una IBCLC u otro profesional de la salud (que esté bien actualizado en lactancia), que verifique la posición. ¡¡Cuántas veces he visto en la consulta cómo un sencillo empujoncito del culete hacia adelante, o de la cabecita del bebé hacia atrás… obran milagros instantáneos!!
Pero ocurre con frecuencia que la
lengua no puede hacer bien su movimiento, debido a un frenillo. Detectar un
frenillo, sobre todo tipo 3 o tipo 4, es muy complicado para el personal que no
está especializado, y ante la dificultad que sigue y el frenillo no detectado
es fácil que el profesional diga aquello de “dale un biberón”.
Insisto en la importancia de la valoración
de la toma por parte de un experto en lactancia, quien verificará no sólo
el agarre y posición sino también los factores físicos y ambientales que influyen.
De los frenillos hablaremos en otra ocasión.
Con la postura corregida todo mejorará.
Si hay frenillo u otro problema físico detectado y tratado, todo mejorará, pero
si estos factores no se corrigen, aún puedo usar medidas paliativas para
aliviar el dolor y mejorar en todo caso, tanto el dolor de la madre como la
transferencia de leche. No puedo permitir mientras arreglo el problema que mi
bebé siga perdiendo peso o no recupere lo debido o que no gane lo que debería.
Para hacer la toma más corta y
así no tener tanto tiempo dolor, puedo practicar la compresión mamaria. Así
consigo que el bebé esté menos tiempo al pecho (que me duele) pero obteniendo
toda la leche que debe. (Enlace a la técnica de la compresión.)
Antaño se recomendaban unas
cremas para las grietas, tipo Cicatral, Grietum gel, y cremas de este tipo.
También alcohol de 70º con glicerina, Purelan o cremas con lanolina, y lo último
que vieron mis ojos las dichosas pezoneras de cera de abeja que sólo sirven
para sacarnos los cuartos… Todas estas trampas comerciales e inútiles las han
probado mis pechos en mi primera lactancia… Doy fe como madre que tuvo grietas
que no funcionan. Doy fe como asesora de lactancia, futura IBCLC, que no funcionan. E incluso
que pueden ser perjudiciales, ¡y no sólo para los bolsillos!
“Es que a Fulanita le fueron
bien”.
Sí, ella mejoró, pero sería
porque corrigió la postura, porque desapareció la causa del dolor, no por la
pezonera o la crema en cuestión.
Por ejemplo, el Cicatral lleva
benzocaina (anestésico). La benzocaina puede producir metahemoglobinemia (La metahemoglobinemia
es un trastorno sanguíneo en el cual el cuerpo no puede reutilizar la
hemoglobina después de que ésta se daña. La hemoglobina es la molécula que
transporta el oxígeno y que se encuentra en los glóbulos rojos) y toxicidad
sistémica si se absorbe. Dándolo en el pezón al mamar el niño lo absorbería en
parte por muy bien que te limpiaras antes. Pero si antes de la toma te lavas el
pezón, como así recomendaban, éste volvía a macerarse siendo inútil el uso de
la crema.
En cuanto a las pezoneras de cera
de abeja, otro timo a 6 euros y pico, pero sobre todo, un peligro para el bebé.
Como todas sabemos un trozo de cera no puede curar nada y por supuesto no va a
evitar las grietas que ya sabemos cómo se evitan. Aunque lo peor como digo es
el riesgo de que tengan esporas del botulismo. Un niño no debe probar la miel
antes del año. (Y después, con cautela añadiría…)
La miel (al igual que otros
endulzantes) puede ser también extremadamente peligrosa para los bebés. Esto se
debe a que al mezclarse con los jugos digestivos no ácidos del niño se crea un
ambiente ideal para el crecimiento de las esporas Clostridium botulinum, que
producen toxinas. Las esporas del botulismo son de las pocas bacterias que
sobreviven en la miel, pero se encuentran también ampliamente presentes en el
medio ambiente. Aunque dichas esporas son inofensivas para los adultos, debido
a su acidez estomacal, el sistema digestivo de los niños pequeños no se halla
lo suficientemente desarrollado para destruirlas, por lo que las esporas pueden
potencialmente causar botulismo infantil. Por esta razón se aconseja no
alimentar con miel ni ningún otro endulzante a los niños menores de 12 meses.
De la misma manera la grasa de la
lana de oveja tampoco cura. La lanolina no va a hacer que la grieta se cierre,
no la va a curar. Como todas sabemos, la grasa, sea del tipo que sea, no cura.
Así pues ni el Purelan ni la lanolina de otras marcas cura nada, no curan las
grietas. Parece sin embargo que la lanolina viene en el pack de la maternidad y
raro es la mamá que no tiene antes de dar a luz ya un botecito en su casa
recomendado por alguien. Y si no lo tienen antes de parir, en seguida alguien
se lo ofrecerá como la panacea cuando surjan las grietas, o peor aún, se lo
venderán para curar. Que conste que no estoy en contra de la lanolina, como hidratante
es una crema magnífica, ¡¡pero no cura las grietas!! Yo la uso para las manos,
para los labios agrietados, los talones secos y sobre todo cuando hay muchos
mocos y se seca la nariz de tanto sonarte con los pañuelos de papel. (Por cierto,
los pañuelos de tela eran estupendos, ¿por qué ya no se usan?)
Puede que me digas que la usaste
y te funcionó. Sí, como he dicho antes lo que funcionó es que aunque sólo fuera
por ensayo/error, por probabilidades, la postura mejoró. O quizá el niño creció
(con lo que su boquita aumentó de tamaño) y la grieta se curó. Pero no fue por
echarte grasa en la tetas. Para hidratar y si tienes el pezón sensible, te
vale, pero repito: NO CURA LA GRIETA.
No deja de asombrarme de igual
modo que aún hoy hay personas (que suelen ser la madre, suegra, cuñada, vecina…)
o peor aún, profesionales de la salud, que siguen recomendando hacer trabajitos
manuales en los pezones durante el embarazo para “prepararlos”, sobre todo si
están planos o invertidos. Veamos, no hay que preparar nada. Nuestro cuerpo es
sabio y está muy bien diseñado. Las glándulas de Montgomery de nuestras areolas
ya se encargan de lubrificar la areola (por cierto, se dice areola y no aureola*
o cosas así. ¿Acaso la teta tiene aura?). Los llamados ejercicios de Hoffman y
cualquier otra manipulación del pecho ya han demostrado su ineficacia. Preparar
el pezón para la lactancia es tan absurdo como preparar los ojos para la visión
o preparar el corazón para latir… Recuerda, en tu embarazo no debes hacer
ningún tipo de ejercicio ni manipular de ningún modo tus pezones. Ni aunque
estuvieran invertidos o fueran planos. La naturaleza ya se encarga de todo de
manera sabia. Otro día hablaremos de eso, de los pezones planos e invertidos.
Llegados a este punto, ¿qué hago pues si a pesar de todo me
salieron grietas?
· Ir a una profesional cualificada, es decir, una IBCLC. O en su defecto un grupo de apoyo o una asesora de
lactancia. Es curioso, porque nadie duda que si no veo bien voy a ponerme
gafas. Si no oigo, me pongo un aparato, si me duele la pierna voy al
especialista de turno. ¿Por qué no voy al especialista en lactancia cuando
surge un problema? –La especialista en la lactancia es la IBCLC—
· Es conveniente que nos dé el aire en los pezones
lo máximo posible. Esto en verano es más fácil. Y si puede darnos un poco el
sol, mejor. Ponte en la ventana al sol un rato, siempre y cuando no tengas
vecinos mirones… o sí, así alegrarás al vecindario. J
· Puedes usar unas conchas aireadoras para ayudar
a que estén al aire más rato y sobre todo porque evitan el roce directo del
sujetador, o del disco absorbente con el pecho evitando así la maceración del
mismo.
· En casos concretos puede aliviar el uso de
pezoneras de silicona, finas y de la talla adecuada, pero con prudencia y
supervisada por la asesora. Luego son difíciles de retirar y pueden ser causa
de una peor transferencia de leche.
· No untar cremas como hemos visto. Si encima lo
taparas, aquello se macera que da gusto. ¿Te has fijado cómo se quedan las
heridillas cuando te pones una tirita? Mejor que estén al aire…
· Si parece que hay infección, es preferible no
aplicar la propia leche tras la toma. Y en este caso usar una crema
antibacteriana con mupirocina puede venir muy bien, tipo bactroban o plasimine.
·
Por supuesto corregir la causa. Esta es la
clave.
· Variar posturas con frecuencia, hasta encontrar
la que nos va mejor.
· La única prevención de las grietas es la información, haciendo una consulta pre-nacimiento con tu IBCLC, o acudiendo a un
grupo de apoyo ya desde el embarazo. La información es poder.
· Se pueden tomar analgésicos para el dolor.
· Los discos de hidrogel pueden aliviarnos.
· Se puede hacer lactancia diferida hasta que se
curen.
Para terminar, una cita de Carlos González, pediatra especialista en lactancia.
“Mujeres con poca leche hay muy pocas; madres con leche de mala calidad
creo que aún no se ha encontrado ninguna; pero los fallos en la técnica de la lactancia
son el pan de cada día.”