miércoles, 21 de marzo de 2012

Soy asesora, pero en la consulta…

Es frecuente escuchar de boca de un reciente papá o una reciente mamá: “Sí, todo muy bien”

Como asesora de lactancia que vive en una ciudad pequeña, enseguida se me conoce. Pero a mí me gusta separar mi vida profesional de la personal, separar mi consulta de la calle. Es difícil, no para mí ya, los años curten, sino para los demás. Quien ha acudido a alguna de mis charlas o cursos y sabe quién soy, luego me ve por la calle y me identifica como la asesora, y cuando se encuentran  conmigo suelen ocurrir dos cosas: o hacen como que me ignoran, no vaya a ser que les “aleccione” porque han optado por la opción B, la del biberón. O se sienten como obligados a explicarme cómo les va, qué hacen, si dan o no el pecho, si dan “ayuditas” (que son estorbos, no ayudas), etc., etc.

Cuando se paran conmigo y me enseñan orgullosos a su bebé, yo ya no pregunto nada. Les doy la enhorabuena por su maternidad /paternidad.  No es asunto mío la opción que hayan elegido. Soy asesora, pero en la consulta. Soy asesora, pero respeto lo que hagan los demás aunque no comparta sus elecciones. El respeto es fundamental, pero en todo en la vida. Y la discreción. Así pues, procuro no sacar el tema, pero la mayoría de las veces son los papás quien lo sacan.

Foto presentada al I Concurso de fotografía "Maternidad y
paternidad" de Lactaranda.
Si me preguntan, encantada de echar una mano. Si no, no. Y menos fuera de mi consulta.

Constato con satisfacción día a día que la mayoría optan por el pecho y la lactancia, sobre todo si quienes se paran son parejas que ya han acudido a informarse a las reuniones -y por eso me conocen-. Pero he podido también darme cuenta de que aún es muy frecuente la frase: “Sí. Todo bien. Le damos el pecho. Muy contentos. Pero le ayudamos con un poco de bibe porque se queda con hambre.” O frases por el estilo.

Foto presentada al I Concurso de fotografía
 "Maternidad y paternidad" de Lactaranda
No. Eso es que hay algo que no va bien… ¿No os dais cuenta? Si un niño de biberón se queda con hambre, se le prepara otro biberón. Lógico. ¿No es lógico que si un niño de pecho se queda con hambre, le dé más pecho? Hay que saber, tener claro, que la producción de leche depende de la succión. Si hay demanda, y la satisfago, produciré lo suficiente. Si el niño pide pero le pongo una chupeta, está gastando su poquita fuerza en succionar una desagradable cosa de plástico de la que no sale nada, y para colmo tras la cual no hay ni una mamá, ni un abrazo, ni calor, ni el sonido del corazón, ni un rico olorcito a mamá… Si el niño me pide teta pero no lo sé identificar o interpretar, y me dedico a menear el cochecito con casi ansia, ¡¡hale!!, adelante, atrás, adelante, atrás… el niño se duerme quizá, pero de aburrimiento, de desesperación, y sobre todo de debilidad. Cuando llora es que ya tiene mucha hambre, es que ya le duele…  En estos casos no estoy satisfaciendo su demanda, y por tanto me estoy perdiendo una oportunidad de aumentar mi producción. Quizá me estoy saltando tomas sin darme cuenta…

Tenemos que seguir trabajando para transmitir a las madres la confianza que la sociedad las hizo perder por el camino. Sí, puedes dar el pecho. ¡¡Pues claro!! Tenemos que seguir trabajando para normalizar la lactancia.

Muchas no han visto nunca dar el pecho a un bebé. Quizá el suyo es el primer bebé que cogen… Y si además el puerperio me deja fritas las hormonas…  ¡¡cuidado!!  ¿Dónde acudir? A falta de referentes en la sociedad, y de personal de salud actualizado, informado y con falta de tiempo para atender a una puérpera… tienes los grupos de apoyo y las asesoras de lactancia, pero lo ideal es si tienes cerca una IBCLC. Confía en ellas, pero sobre todo, ¡confía en ti, mujer!

La información es parte del éxito, infórmate nada más quedarte embarazada.
No esperes a tener un problema… quizá luego no sepas dónde acudir.
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